Para concluir con esta serie de artículos sobre el ritual indígena del Pagamento, vamos a profundizar el día de hoy en los aspectos técnicos de la celebración del ritual, como los elementos utilizados, el proceder del ritual, la acomodación de las personas, etc.
Como ya sabemos, el pagamento es un ritual de agradecimiento, y de acuerdo con la enseñanza indígena para poder agradecer correctamente es necesario ofrecerle a la tierra lo que hemos obtenido de ella, para retribuirle lo que ha hecho por nosotros. Es así que durante el ritual de pagamento de verano por ejemplo, se le ofrece a la madre tierra lo mejor de la cosecha en agradecimiento, ese día se hacen comidas, se hace chicha y se preparan plantas, todo lo producido en el año es retribuido a la madre tierra.
De la misma manera las ofrendas para los otros pagamentos son escogidas dependiendo a qué expresión de la naturaleza se va a honrar con el ritual; si es a los animales, se les prepara a estos lo mejor y lo más exquisito, a la madre tierra se le ofrecen también semillas, al río se lleva tabaco, sal, coca y aguardiente para el mohan o espíritu del río.
Respecto al liderazgo del ritual, este es dirigido por tres médicos indígenas o chamanes, mientras que otros cuatro están en los puntos cardinales, a estos últimos se les llama «la guardia», ya que previenen que la energía y la espiritualidad del ritual abandonen su concentración. Los 3 chamanes que dirigen el ritual en el centro, representan a Lulumoy, el Dios grande, que tiene 3 cabezas, cada una representada por cada médico.
Los pagamentos también pueden realizarse con objetivos medicinales además de retributivos; durante los pagamentos de este tipo, se convocan a los espíritus de los muertos, en vez de a los de la naturaleza, y mediante los medicos se genera un equilibrio de calor y frio el cual armoniza el cuerpo y sana las enfermedades.
También es característico celebrar estos rituales, específicamente los medicinales, mientras se está desnudo, ya que de acuerdo con los indígenas los ropajes no son más que ataduras que impiden que la espiritualidad se manifieste libremente, aunque es una costumbre que poco a poco se va dejando atrás.