VIDA DESPUES DE LA MUERTE (PARTE 2)

Esta semana hablaremos del funeral en un aspecto más técnico, y como es celebrado hoy en día por los indigenas Pijao, frente a como solía ser.

Antiguamente, como ya se dijo anteriormente (parte 1) se tenía una concepción de reencarnación, y de un periodo vacío de tiempo en el cual el alma estaba en un plano imperceptible para los hombres. Era así que cuando una persona moría, esta era enterrada con sus objetos más preciados en vida.

También se tenía la costumbre de susurrar palabras al oído del difunto, por parte de sus seres más allegados, para manifestar un profundo respeto por lo desconocido, el plano espiritual al cual se entraba al morir.

Urna funeraria Pijao

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la actualidad, la celebración del funeral tiene un significado que, si bien ha mantenido su esencia, ha variado enormemente debido a nuevas concepciones que entran a la visión indígena, por ejemplo la concepción católica de una segunda vida después de la muerte, en vez de un viaje etéreo temporal antes de regresar a la vida en otro cuerpo.

Hoy en día, por ejemplo, se celebra un novenario, es decir una jornada de oración de nueve días, la cual se realiza con el objetivo de expulsar al espíritu del hogar, para que no se convierta en un tormento, ni para él, que no podría regresar, ni para los habitantes de la casa, quienes se verían perturbados en su campo energético debido al alma del difunto que no ha abandonado la morada.

Durante este proceso, se suele elaborar una tumba simbólica adentro de la casa, a la cual se le coloca agua, para que el espíritu calme su sed.

VIDA DESPUES DE LA MUERTE

Desde que el hombre tiene capacidad de razonamiento, y conciencia de que existe, le ha asaltado la duda de qué hay después de la muerte, y la etnia pijao no ha sido la excepción.

Para ellos, al igual que para muchas otras culturas indígenas de Colombia, la muerte es una continuidad de la vida. Para ellos, cuando una persona muere, simplemente pasa a otro plano, donde no le podemos ver, ni oír, ni percibir de ninguna otra manera, pero allí está.

Según los indígenas, existen varios animales que sí pueden ver este tipo de manifestaciones, e inclusive se dice que algunas personas poseen este don; que, en otras palabras, es la capacidad de ver a los muertos, pero no solo los hombres muertos, sino también los espíritus de la naturaleza (véase animismo) en forma de apariciones con forma humana o similares.

También se tiene un concepto primitivo de reencarnación, en donde esta alma perdida en el plano fuera de nuestra percepción,  eventualmente regresa a otro cuerpo para dar continuidad a la existencia del alma.

De acuerdo con este concepto de muerte, los indios Pijaos, al igual que los Muiscas y algunas otras culturas, solían honrar a sus muertos enormemente, hasta el punto en que solían momificarlos,  para luego llevarlos a las fiestas y a las batallas, como emblema que imponía respeto y prominencia.

Momia Muisca en el museo del banco de la república en Bogotá.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con la llegada de los españoles a América, todas estas tradiciones quedaron atrás, prohibidas por la iglesia, que las calificó de brujería y adoración al demonio.

En la actualidad, afortunadamente estos estigmas se han dejado atrás. Los indígenas Pijao todavía realizan ceremonias funerarias para honrar a sus muertos a su manera tradicional. El ritual consta de unos novenarios, y otros ritos, que festejan la muerte como la perpetuación del alma y permiten que el alma del difunto regrese a otro cuerpo en este plano para continuar con su existencia.